La agricultura europea del futuro será sostenible o no será


A finales del 2012 el Parlamento Europeo y la Comisión Europea aprobarán definitivamente la nueva propuesta de la Política Agraria Común, y entrará en vigor a partir del 2014. Ya mismo. La propuesta que ya se ha presentado ha levantado ampollas en el sector del cultivo convencional del olivar y bastantes aplausos en el sector de la producción ecológica.

De entrada hay menos dinero en el presupuesto. Un 12% menos y puede llegar al 20%. Por tanto repercutirá negativamente en todo el sector, sobre todo si sólo lo vemos desde la óptica del dinero a recibir. Pero el discurso suena bien porque la nueva propuesta apuesta abiertamente por el medio ambiente, con una propuesta de sostenibilidad, salud y lucha contra los efectos del cambio climático. Aparecen conceptos como el de agricultor activo, organizaciones de productores, canales cortos de comercialización, ayuda a las zonas desfavorecidas, vertebración de territorios, valos añadido, y producciones sostenibles de alta calidad.

Están hablando de la eliminación de los derechos históricos. Que la ayuda serán en función de otros criterios como los ambientales, sociales o paisajísticos. También de tasa plana, con repercusión negativa para las zonas más productivas; de un techo máximo de ayuda de 300.000 euros; y la de dedicar a partir de ahora el 7% de la superficie de cada explotación para tareas ecológicas.

Desde siempre se ha dicho que la dependencia excesiva de Andalucia, no digamos Jaén, de un monocultivo como el olivar es insostenible económica y socialmente.

Desde luego, no habrá agricultura europea sin ayudas públicas, pero estas ayudas han de estar ligadas a modelos medioambientalmente sostenibles. Y por ahí va la propuesta europea. Y en principio me parece bien. No debemos dejarnos arrastrar por aquellos que siempre están dispuestos a no cambiar, y sobre todo, por aquellos que nos han llevado a un modelo de provincia de Jaén convertida en un monocultivo de olivar industrializado, muy agresivo ambientalmente, sin diversidad alguna, con un paisaje que por debajo del "bosque de olivos" no hay sino un desierto, y con mucho riesgo económico por la dependencia de un solo cultivo. Son los agricultores ecológicos del olivar los que de verdad han aportado mucho valor añadido al medio y a la sociedad. Y la nueva propuesta de PAC se lo reconoce.

Por tanto, conviene mejorar la propuesta en relación al modelo de reparto, pero no a que el 30% de la ayuda esté ligada a cultivo con medidas medioambientales, pero de las de verdad, y no del paripé de la condiciones agroambientales de los últimos tiempos.

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