martes, 27 de diciembre de 2011

El sastre José Tomás, un héroe o, tal vez, una pieza del teatro del mundo

"Sácame de esta, que cuando pase esto no te va a faltar de nada", dijo el sastre José Tomás en el juicio contra Francisco Camps, expresidente de la Generalitat Valenciana, por recibir regalos de empresas implicadas en una trama de corrupción, refiriéndose a la llamada que le hizo el acusado para que mintiera. Este hombre me causa admiración. Llevan varios años tratando de desacreditarle simplemente porque dice la verdad. Claro, dicha verdad, ya sentada en los medios de comunicación, y confirmada aparentemente por la dimisión del cargo, sienta en el banquillo a un alto cargo político. En vez de apoyarle todo el mundo por desenmascarar a un político podrido, tratan de hacerle la vida imposible, dejarle sin empleo, buscarle las vueltas para intentar que aparezca como un traidor, un mentiroso,....Una película. Un homenaje habría que hacerle para que sintiera el apoyo de tantos que no escribimos en los periódicos. Nos lleva a pensar que
todavía quedan personas con valores. Menos mal. Hay que envidiarle la valentía que tiene. Pero,....y si Camps al final es inocente. ¿Quién le devuelve el cargo y la honorabilidad ya perdida e irrecuperable? Estoy enmedio de la necesaria alabanza a José Tomás que me induce las noticias de los periódicos y la duda que me genera toda esta forma de tratar los temas judiciales este sistema.
La sociedad es la única que puede modificar este oceáno de corrupción y falta de ética que nos inunda. Hace falta una primavera árabe en todo occidente contra un sistema que, por democrático formal, cree que no necesita cambios. Aunque votemos no significa que estemos de acuerdo en cómo funciona el sistema. Incluso estamos asistiendo a un estado de excepción impuesto por ese poder oscuro de los mercados financieros que ya ponen y quitan gobiernos, mientras permanecemos impasibles. ¿Qué nos pasa? Ya mismo perderemos todas las conquistas de siglos de lucha del ser humano y no haremos nada.
José Tomás para mí, tal vez sea es un símbolo de que no todo está perdido. Cada día, cada uno se enfrenta a situaciones en las que demostrar que también puede ser un José Tomás. Nosotros también podemos hacer que muchos otros de nuestro entorno paguen por todas las mierdas que llevan pegadas al culo. Estamos hablando de políticos locales o provinciales mediocres, de periodistas de medio pelo vendidos a su mercado cercano, de negociantes de lo ajeno, difamadores y cucarachas de la alfombra pública, mentirosos y babosas que se arrastran babeando para sobrevivir, sin más aspiración que pasar por este mundo sin pena ni gloria, pillando y pisando lo que puedan. Estamos hablando de la enorme cantidad de pequeñas cosas de nuestro entorno por las que merece la pena ser un héroe de verdad, en defensa de los valores de la justicia, la igualdad y la fraternidad, principios fundadores de nuestro estado moderno. Todos tenemos derecho a ser un poco héroes como José Tomás. Cuando eso ocurra cambiaremos los mercados financieros, el déficit democrático, y nuestras vidas. Entonces volverán los valores, los que nunca debimos perder. Pero en un pais con garantías de verdad. No este permanente circo.
Es el gran fracaso de nuestra restaurada democracia. No hemos sabido educar en valores. Empezando por la forma en que tratamos la corrupción y la información sobre la misma. Después está el desprecio a la propiedad colectiva. Tal vez la crisis sea una oportunidad para intentarlo de nuevo.
Como disponemos de menos dinero habrá que administrarlo con pulcritud y garantizar que todos respeten como sagrado el dinero público, lo que se ponga en una calle, se invierta en una escuela o en un hospital. La Dictadura de Franco nos dejó la herencia cultural de que todo lo que existía más allá del tranquillo de nuestra casa no era nuestro. Se cultivó ese valor en un sistema donde el ciudadano no pintaba nada. Pero por qué ahora sigue , no igual, sino peor. Cuando viajo a otros paises más al norte vuelvo cabreado al comparar nuestro desdén hacia todo. Acabo de venir de la cooperativa de aceite ecológico de Cambil, a la que pertenezco, y es una verguenza el estado de vertedero impresentable que ha convertido el Ayuntamiento la zona de ese polígono industrial. Si acudes al punto limpio de Úbeda verás toda la mierda que lo rodea. Si paseas por cualquiera de nuestros pueblos que pretenden ser de atractivo turístico, la basura estará en el primer plano. Sin mencionar lo que nuestros aceituneros van dejando por nuestros campos en estos meses de recolección después del almuerzo del mediodía. De la misma manera no nos importa premiar a los cargos públicos sospechosos e imputados por corrupción con nuestros votos para que sigan en el cargo. Que conste que yo soy de la opinión de que nadie es culpable mientras no tenga una sentencia judicial que así lo certifique. Se les juzga y condena antes en los medios de comunicación. Qué más da lo que digan después los tribunales. En todas nuestras comidas y cenas de Navidad ha estado Undargarín. Lo que cuentan huele mal. Pero este señor ya está condenado. Todavía me acuerdo de Demetrio Madrid, presidente del gobierno regional de Castilla y León, que dimitió de su cargo antes de ser juzgado por un caso que se le imputó y después salió inocente. ¿Quién le devuelve a este hombre su honorabilidad y su cargo?
José Tomás es un valiente en este sistema donde los medios y la opinión pública que crean los medios se convierten en jurado. Pero, tal vez, la justicia deba ser otra cosa. Tal vez debería estar prohibida la información como hoy la conocemos. Todo pierde el sentido cuando se publican en los periódicos lo que está en secreto de sumario. Al final todo es un negocio. En este caso, el de vender periódicos o audiencia. No tendríamos que haber conocido ni la existencia de José Tomás como testigo de ese proceso. Y volvemos, entonces, de nuevo, a esta sociedad que construimos sin valores.¿ Y si la supuesta agresión sexual del Gerente del FMI en aquel hotel de Nueva York fue producto de un complot político para eliminarlo de su carrera a la Presidencia de Francia, o simplemente para eliminarlo del FMI por sus posiciones que no gustaban a algunos sectores económicos?. Siempre hemos comprobado que los guiones de las películas se quedan cortos con la cruda realidad. Con ello no quiero exculpar a nadie.
Ya veis, no sé ciertamente quiénes son héroes o villanos. A priori me niego a seguir el juego de los medios. Pienso que el sinverguenza que controle los medios hará que siempre sea un héroe, aunque en la realidad sea un villano. Menos mal que al final queda la justicia. Bueno,... que esta también funciona en el mismo teatro del mundo. Como dice Miguel Angel Aguilar, ya veremos.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Volvemos al cuaderno



No abandono el cuaderno. Ni mucho menos. Son ya varios años de espacio compartido con amigos y familiares, siguiendo la evolución del espacio de terreno que heredé de mis padres y puesto al servicio de la biodiversidad. Anoche me decía mi padre que hacía años que no veía lagartos en la zona del cortijo.

- Están todos refugiados en la Huerta de los Frailes- contesté-. Hay más que nunca. Los muros de piedra les sirven de apartamentos.

La aceituna la recogeremos la primera semana de enero. Yo tengo unos días de descanso, Claudia está de vacaciones escolares y Damián volvió unas semanas de su erasmus en Eslovenia. Pablo este año no nos acompaña, ocupado con sus tareas turísticas. Tampoco hay tanta, por el pequeño número de olivos que tenemos, apenas unos 160, aunque este año tienen una media cosecha. Con suerte llegaremos a los tres mil kilos. Para el gasto de aceite del año, el descuento de la amortización de la cooperativa que me corresponde, y el aceite que regalo a los amigos.
La recogida es un rito anual que nos confirma como jiennenses. Nos sentiríamos forasteros de no hacerlo. Por eso cada año, mis hijos y yo, nos rebozamos y pringamos con el olor a aceituna espachurrada en nuestras manos, el dolor de las uñas urbanas de tironear de las mantas, y las agujetas que nos inmovilizan la mañana del segundo día, y nos acompañan hasta el final de la partida que suele durar cuatro o cinco días. Menos mal que Damián está con nosotros. Es el que utiliza la vibradora que nos prestan mis hermanas. Su fortaleza física es la clave de esta tarea sencilla pero dura para los que tenemos las carnes fofas de estar sentados todo el año.

El último semestre del año ha estado marcado por la demolición del cortijo en el viví muchos años de mi infancia. Adosado a la antigua iglesia del convento, disponía de solo tres habitaciones: el salón-comedor-cocina con su chimenea encalada de grea, y dos dormitorios, el de mis padres y el que compartía yo con mi hermano y hermanas; después la cuadra de los mulos, que accedían desde la puerta principal a través de la estancia de la chimenea. Aparte, el corral, en la parte trasera, para las gallinas y conejos, que ocupaba el antiguo cementerio del monasterio.


Las piedras de sus muros los estuve poco a poco trasladando a la huerta con el fin de usarlas para las terrazas o para el perímetro de ella. Ahí me esperan apiladas para cuando encuentre el tiempo en el que pueda usarlas.

La demolición nunca debería de haberse producido. Es cierto que el tejado estaba en situación de derrumbe, pero es un edificio que pertenece al paisaje histórico de este monasterio. En su día solicité al alcalde de Carchelejo que en la nueva redacción del Plan general de ordenación urbana estableciera alguna protección para el conjunto del monasterio. No lo ha hecho. En su día desapareció el ábside de la iglesia; después se modificó la altura de ella; y ahora esto. Existe muy poca sensibilidad colectiva para proteger nuestro patrimonio. Así nos va.
Sólo quedan cinco gallinas, y además no ponen huevos. El gallo pasó al estómago de algún zorro. Las yeguas están bien, aunque no encuentro tiempo para sacar el estiércol de la cuadra.
El otoño está siendo muy seco. Pareciera que vamos a cambiar de ciclo. Tal vez hay que decir adiós al agua de los últimos años.