El tren, las aves y los de Hacienda.
Mi médico me ha dicho esta mañana que tengo la tensión alta a pesar del tratamiento. Dice que no debo comer sal, mear más y perder kilos de peso. Mi familia me regaló una bicleta en mi cumpleaños, anticipándose a la receta médica. Pero ahí está aún la pobre esperando que me entere bien de cómo funcionan las velocidades. Estas dos últimas semanas han sido de relevos municipales en una proporción más grande de lo habitual. Los que llegan tardarán muy poco en tirar a la basura su programa electoral, porque no está ajustado a la realidad económica que encontrarán en sus ayuntamientos. Casi todos están en quiebra técnica, superendeudados, y por tanto, incapacitados para acometer nuevas iniciativas que no sea la de gastar. Sin embargo, entrarán con fruición a organizar las inmediatas fiestas patronales, si cabe mejorando las que hacían sus antecesores. Y la rueda del desgobierno continuará, los proveedores tardarán años en cobrar sus servicios, pero el país entero parecerá que no pasa nada,