Cambiando de estación













Mayo se fue. Por primera vez en muchos meses he tenido que tomar la manguera para regar las plantas. La primavera derrochó agua como el pasado año. Pero llega el calor, ese punto de sopor tras las comidas del mediodía que nos recuerda que el verano está aquí. Instalo la hamaca mexicana atada entre el olmo y la higuera, empieza el estrés de ver la cantidad de hierba que aún queda por desbrozar y ésta ya amarillea, barro las hojas del estanque mirando de reojo la necesidad de limpiar el agua, y las moras, nísperos y cerezas adornan de colores los árboles.


Ya debo decidir sobre la adquisición de paja para la próxima temporada, limpiar a fondo la cuadra de las yeguas si no quiero criar una plaga de pulgas, y barnizar las traviesas de tren de la cabaña si quiero que no se caiga a trozos.

Y sin embargo, no decido nada, no tomo ninguna decisión. Dejo que el tiempo decida por mí, esperando, como el pais, que el tiempo lo arregle todo. La depresión nacional es contagiosa y nos invade todas las esferas de nuestra vida. Nadie hace nada si no es la procelosa rutina diaria. Tal vez las cosas se estén moviendo un poco y soy yo quién está paralizado.

Los amigos han visitado la huerta este fin de semana. Nos hemos reido mucho, comido también, pero andar poco. Así no se rebaja esta faja corporal que ya parece una almohada. A veces pienso que esta es la que me invita a un estado durmiente. Habrá que empezar por ello. Que me regalen una bicicleta para mi cumpleaños que es pronto, y mi amigo Marcelino está inundando de carril bici la ciudad.



Las acampadas del movimiento del 15M en las plazas de España van a necesitar buenas sombras para el tiempo que ya entra. Espero no se les derrita los sesos con tantas ideas y el calor. Y no te digo cuando asome julio y agosto con el olor a gazpacho y playa. Mejor mudarse a la costa. Entonces el movimiento tendrá futuro. Y mientras tanto a bailar de azul con el PP, acompañar al último mohicano de Rubalcaba, y pensar que la vida sigue igual aunque sea mentira, al menos para muchos.

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