Hungría







Esta mañana he sembrado en la huerta, con Damián, las patatas que me trajo Hilario, el padre de Begoña. Antes tuve que roturar la tierra con el motocultur mientras Damián le aportaba carrillos de compost. El sitio dentro de la huerta es distinto a los años anteriores. Vamos cambiando los emplazamientos de las hortalizas teniendo en cuenta las que aportan nitrógeno a la tierra y las que lo toman de ella.


Muchos días de la semana los he pasado en Hungría, en Dabas, un pueblo a cuarenta minutos de Budapest, en reuniones de trabajo con la red de grupos de acción local que allí desarrollan proyectos en cooperación con nosotros. No es la primera reunión en dicho país. Tengo siempre la sensación de sentirlos muy cercanos, amables, abiertos, hospitalarios. Pero lo que más me gusta de ellos es su estilo de trabajo, siempre intenso pero austero, lejano al comportamiento español de nuevos ricos. Esta gente tiene los pies en la tierra, viven generando el menor consumo posible, un poco espartanos, pero dotados de entusiasmo, humildad y enormes ganas de avanzar. Disponen de mucha capacidad y conocimientos, por lo que en poco tiempo estarán a la cabeza de la Unión Europea, desde luego ya están por encima de España en demasiadas cosas. Aquí, aparte de las grandes infraestructuras que han pagado los alemanes, nosotros avanzamos poco en el ámbito de los recursos humanos.
La nieve nos acompañó y el frío, del que tampoco fueron ajenos en España.
Ayer tuvimos reunión del comité científico de la marca de El Condado para evaluar el Museo del Exvoto ibérico de Castellar. Fue una evaluación piloto por ser la primera. Interesante este grupo de trabajo en temas patrimoniales.
Libia ahora, antes Egipto y Túnez, crean un ambiente de cambio e incertidumbre, y sacan todas las verguenzas europeas. Los valores desaparecieron y se impusieron sólo los intereses económicos. Andamos desnortados, en crisis general más allá de la economía. La política, las relaciones humanas están patas arriba. Hay una profunda crisis del sistema, incluso del democrático. Cuanto antes es conveniente hacer cambios profundos, aunque muchos pensarán que en tiempo de tormenta, mejor no hacer mudanzas.

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