Club de los linces


Ayer asomaron en la huerta mis hermanas con una caja de cartón empolvada, repleta de libros, papeles, minerales, discos, y cromos de mi infancia y adolescencia. Estaba guardada en un trastero de la casa del pueblo, me imagino que bajo un montón de otras cajas de recuerdos que nunca se quiere uno desprender.
Claudia y yo nos enfrentamos a ella con la curiosidad, la impaciencia y el deseo de quien está ante un cofre que parece un tesoro.
Nos acomodamos en la mesa grande del sombraje exterior de la cabaña, cuando el sol empezaba a esconderse, y se nos hizo muy de noche cuando sacamos la última sorpresa. Desfilaron los libros de primaria de la primera mitad de los sesenta. Eran un solo libro que recopilaba todas las materias que uno debía saber. En mi libro de tercero de primaria me hablan de la vivienda del hombre-entonces se escribía sin perspectiva de género omitiendo lo de "y de la mujer"-; el clima; las producciones de calidad que aprovechaban para enseñarnos matemáticas, siempre con ejemplos rurales, puesto que la mayoría de la población vivía en el campo; los oficios, centrados muy especialmente en los de ese entorno, y que incluso muchos casi han desaparecido como pastor, leñador-dos páginas completas para cada uno de ellos de un libro de poco más de cien-, y enseñando a hacer un cayado y una honda; los metales; una página dedicada al sacerdote, al que debemos-dice el libro-amar, respetar y obedecer porque no es un hombre cualquiera sino el representante de Dios; las herramientas; los inventos-el último es el teléfono-; los grandes monumentos- la Torre Eiffel, el Coliseo, la catedral de Burgos, el Arco del Triunfo, el Taj Mahal y el Valle de los Caidos, que ocupa una página completa de tres de este capítulo; después la oveja en solitario con tres páginas; para seguir con el gobierno de España, donde dice que el jefe de los pueblos es el alcalde, y el jefe de la provincia el gobernador civil, y el jefe supremo de España Francisco Franco; la rana y las montañas, los ríos y el lagarto, y Europa-donde ponen a Alemania reunificada en 1966-, el aceite , el cristianismo, el Cid, la sal y los Reyes Católicos... Todo un compendio muy ideológico del fascismo franquista con algunos apuntes prácticos.
Después salieron todos los libros del bachillerato, y suelto, mi carnet de socio del club los linces de ADENA. Fantástico el codigo de honor, con absoluta vigencia actual. No pone fecha, pero sería del setenta y dos.
Y finalmente, tres discos sencillos -Claude Francois, Demis Roussos y Gary Glitter- que llenaron el verano del setenta y tres en el cortijo, con la llegada de aquellas jóvenes francesas que nos revolucionaron con su música, sus bailes, y su desenfado, en medio de un entorno muy rural de entonces, abriendo nuestros corazones a otro mundo, quedando secuestrado el mío hasta el día de hoy.

Comentarios

JR ha dicho que…
¡Qué recuerdos! También fui uno de ellos, aunque mi madre no era de guardar muchas cosas y solo quedaron en mi memoria.
Un abrazo, J.

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