La pera del marqués
Mi padre llegó pronto con Alejandro, su nieto, que le servía de lazarillo para transitar el camino de tierra desde la casa de mis hermanas hasta mi cabaña, aunque es un camino que conoce bien pues aquí crió toda su vida sus hortalizas. Eran las diez de la mañana, el cielo lucía un azul limpio, que anunciaba calor, pero no con la mala leche de los días que vienen calentados por los vientos del Norte de África. Recogimos un carrillo de peras del suelo para las yeguas y un par de cestas del árbol para las casas. La tarea nos llevó a la nostalgia de las frutas perdidas que se criaban en la zona. -Pues este año el peral del "marqués" del Olivar Bajo ha dado una buena producción. Es el único ejemplar que queda-afirma mi padre-. Se perdieron las peras de Roma de la Cañada del Estanque, las sanjuaneras de los Patines, y las de limón del Hoyo de los Albejones.-Toma una pausa con la vista perdida en el recuerdo de los sabores que ya no volverán pero que están muy vivos en su paladar y