Plena madurez de las cerezas

Las cerezas tienen los días contados. Están en su plena madurez. Sólo quedan las que nos miran desde las ramas más altas, aquellas que están destinadas para los mirlos, oropéndolas, gorriones y arrendajos.
En Bank también hay cerezas, mezcladas con los fresnos, robles, abedules y piceas, formando un bosque denso en torno al lago de dicha población húngara. Trabajé intensamente el jueves con siete Grupos de Desarrollo Rural de Hungría, desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche, en las instalaciones de un albergue juvenil, en el pueblo de Bank, a unos 90 km. de Budapest, a orillas de un lago. En los descansos de la reunión podía pasear por el bosque exuberante y fresco de este país de la Europa verde, y observar el magnífico cuidado de esos espacios públicos, la diversidad botánica y su riqueza ornitológica. Nuestros zorzales invernantes veranean en estos países del centro y norte de Europa, donde crían. Y con esta actividad exhiben sus dotes cantoras, que para mí eran desconocidas hasta ahora, pues en invierno se ve que se le quitan las ganas de cantar.
También hay muchas acacias que utilizan como madera resistente a la putrefacción del agua. Se les ve en las carreteras, bancos, y cualquier equipamiento a la intemperie. Es una madera muy densa que fija nitrógeno en sus raíces, pues es una leguminosa. Tampoco conocía estas propiedades de este árbol que he plantado en la huerta, con una adaptación extraordinaria y un crecimiento muy rápido.
Y tienen el rey de todos los ríos, el Danubio. Tan amplio de cauce y con aguas tan turbias del barro, que me imponía cierto miedo. De corrientes rápidas, con grandes troncos de árboles flotando sobre las crestas del agua, deslizándose camino al mar, mientras un cormorán se perdía bajo el agua, buceando en busca de peces. No sé cómo los verá, tendrá un sonar como los murciélagos para detectarlos.
Hoy la temperatura sigue primaveral. Mañana empieza el verano en el calendario solar.

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