Primavera con Libia y Japón
No sé si nuestra amiga Ayak0 Yamamoto hoy habrá podido apreciar que la luna es la más grande y la más brillante de las últimas décadas. Afortunadamente vive en Osaka, y tal vez no vean la luna. Pero, quién sabe si se asoma a este cuaderno y yo le puedo contar que cuando apareció sobre Alta Coloma brillaba como una gran perla amarilla, por encima de las ramas de su olivo que bautizó en su última visita a la Huerta. Y el olivo y la luna suenan a cuento. Y en este cuento de esta noche primaveral no puede haber ni terremotos, ni maremotos, ni fugas radiactivas, ni ataques militares, ni sátrapas como Gadafi. Esta luna es lorquiana. No canta el ruiseñor ni la lechuza en la noche, pero sí resuenan los quejíos de las zorros en el valle. Y detrás de Alta Coloma, Sierra Nevada, la Alpujarra, la Sierra de Gata, y el mar Mediterráneo retumban tambores de muerte, y en tu isla tiemblan tus piernas de miedo y desolación. Y aquí llegaron las golondrinas, abrieron las flores los romeros, el aladierno,