Aceituna y matanza
Es martes, 29 de diciembre. Son las 19,45 horas. 265 kgrs. de aceitunas hemos recogido hoy entre Damián, Caludia y yo. Más de lo que pretendíamos. Me ha sorprendido especialmente Claudia. Ha trabajado bien todo el día, a pesar de su falta de costumbre, manejando correctamente la vara a la hora de golpear los olivos, en el sentido de la caida de las ramas para no dañarlas, y sin rechistar, aguantando una jornada que ha durado hasta las 5,30 h., más que las de los aceituneros normales. El día nos ha acompañado. Temprano, el cielo estaba cubierto y la escarcha de la noche tenía todo embarrado. Pero después se fue abriendo y el sol calentó el ambiente, insufló alegría en nuestros espíritus, secándonos un poco el terreno. Al mediodía hice unas lubinas a la brasa con una ensalada que preparó Damián. Al final del día, cuando la luz era tenue, y el frío descendía deprisa desde los montes penetrando entre los árboles de las laderas hasta abrazarnos, me fuí con Damián a transportar nuestros seis