De entrada me duelen los riñones. Y no por mi litiasis, que ya olvidé, sino porque he doblado mucho el espinazo durante el fin de semana trabajando en la huerta. Hemos colgado un comedero para pájaros , del campo, pájaros de los que andan sueltos, libres, sin dueño ni a nadie a quién rendir cuentas. Así no más, como diría un mejicano. Y lo hemos dejado lleno de pan duro, que hemos rallado, grano de las yeguas y pienso de las gallinas. Como siempre es una fabricación artesana. Con ello pretendemos que los pájaros tengan un lugar donde comer cuando la cosa se ponga chunga, sobre todo ahora que no se siembran cereales en la zona, y las hierbas no llegan a semillar porque se las envenena con los herbicidas. Un servicio que prestamos de interés público, sin esperar nada a cambio, y que beneficia a todos. El mantenimiento de la biodiversidad es fundamental para nuestra salud, que depende del equilibrio de la naturaleza. Si desaparecen especies de aves, no sólo perdemos algo único, tan import